domingo, 4 de octubre de 2009

en las rocas

Mi padre nos dijo que nos esperaba en las rocas.
No sabíamos muy bien a qué rocas se refería pero todos le dijimos De acuerdo.
Sonó extraño, al unísono, ese De acuerdo.
Normalmente usábamos otro tipo de respuestas.
Vale, por ejemplo, o Muy bien.
Pero, aquella tarde, a nuestro padre le contestamos De acuerdo.
Durante todo el camino estuve preguntándome el por qué de esa respuesta, por qué precisamente ahora habíamos tenido que cambiar.
Quise correr y adelantarlos, separarme del grupo para alcanzar a mi padre y caminar a su lado.
En cambio, como siempre, continué ahí, callado, perdido, último.