martes, 31 de agosto de 2010

objetos escondidos en cajones

Empezamos a desconfiar de nuestros padres.
No podríamos decir exactamente cuándo se inició este proceso pero lo cierto es que ellos, que tanto habían significado para nosotros hasta entonces, que tanto habían luchado para ganarse nuestra confianza y cariño, ahora ya no nos transmitían ninguna seguridad.
Y tampoco seríamos justos al acusarles de algo en concreto.
Simplemente llegó ese día en el que, puede que por culpa de algún ademán, alguna respuesta no contestada, algunos objetos escondidos en cajones, o quizá por esquivar nuestra mirada al hablarnos, gesto que siempre nos prohibieron de pequeños, empezamos a desconfiar de nuestros padres.