Los dedos del niño marcados en la ventana del comedor.
La madre puede verlos desde su asiento de copiloto.
Marido al volante, niño en asiento trasero, maletas en maletero, primer día de vacaciones.
Y está a punto de decirle al marido que pare un momento el motor, que ha olvidado algo pero, por el contrario, no dice nada.
El coche empieza a moverse.
El marido silba la canción de la radio mientras el niño observa a un insecto que se ha posado en el respaldo de la madre, quien aprieta un puño y deja escapar la misma lágrima de siempre.