viernes, 9 de agosto de 2019

antiguo ceramista


Una tarde fui a visitar a mi abuela. Hora de la siesta.
Me había dejado un juego de llaves para no molestarla.
Entré sin hacer ruido.
Estaba en la cocina. No me oyó entrar.
Me quedé apoyado en el marco de la puerta.
Preparaba un bocadillo.
Cortó un trozo de pan, lo abrió por la mitad, cogió un tomate, lo restregó con parsimonia, después un hilo de aceite, un pellizco de sal. Colocó más tarde unos trozos de fuet, como aquel antiguo ceramista que incrustaba piedras preciosas en la vasija.
Cuando hubo acabado, se giró y dijo: Toma, para ti.