jueves, 19 de junio de 2008

la oscuridad de lo dulce

Mi hermana se cayó por una claraboya.
Yo estaba apoyado, viendo cómo caminaba por ese fino hielo.
Se había subido allí para recoger la pelota y ahora volvía triunfante.
Pero el fino hielo se quebró como el azúcar quemado de un postre.
Y mi hermana se hundió en la oscuridad de lo dulce.
Yo estaba apoyado, viendo cómo desaparecía entre cristales de azúcar.
Pensé qué estaría haciendo allí abajo.
Mi madre gritaba sin saber a quién y mi padre corría sin saber a dónde.
Entonces mi hermana apareció por una puerta, cantando, sonriendo y lamiéndose los dedos.
Uno a uno.