viernes, 20 de junio de 2008

ramas bajas

Un día estaba mirando la montaña desde el terrado.
Subía allí las tardes de verano y contemplaba el paisaje.
Un coche se acercó lentamente a un árbol solitario por un camino de tierra.
El conductor se bajó y colocó una caja en una de las ramas bajas y se fue.
Al cabo de un rato apareció otro coche en dirección al mismo árbol.
Un hombre se bajó y cogió la caja que había dejado el otro y se subió de nuevo al coche y se fue.
Luego bajé a casa de mi abuela.
Y no se lo dije a nadie.