Giraron a la izquierda y entraron en una calle que nunca habían visto.
¿Y esta calle?, preguntó uno.
Ni idea, es la primera vez, dijo el otro.
¿Qué hacemos?, siguió el primero.
No lo sé, contestó el otro.
Entonces uno se sentó en el bordillo y el otro lo imitó.
Así estuvieron varios días, mirándose sin saber qué hacer ni qué decir.
Al final, uno se puso en pie y empezó a caminar mientras el otro aún dormía.
Llegó al final de la calle y regresó a por el otro y lo despertó.
Venga, le dijo, ya sé dónde estamos.