lunes, 1 de septiembre de 2008

de cerca

De pequeño siempre había creído que los Lacasitos tenían el número uno dibujado.
Me parecía raro que todos tuviesen el mismo número, por eso supuse que en algún lugar debían de estar el dos, el tres, el cuatro.
Así me compré quilos y quilos de Lacasitos durante mi infancia, buscando nuevos números, buscando nuevas respuestas.
Una tarde, mi hermana se acercó uno a los ojos y leyó: La-ca-si-tos.
No me lo podía creer.
Había pasado tantos años pensando en una cosa que ahora resultaba ser otra.
Fue entonces cuando supe que la vida, de cerca, iba a ser muy diferente.