miércoles, 30 de julio de 2008

circo

De pequeño mi madre me llevó al circo.
Allí había todo lo que podía esperar de un circo un niño de cinco años.
Elefantes, leones, tigres, chimpancés, payasos, trapecistas, bailarinas, el hombre bala.
Pero, sobre todo, allí hubo un mago vestido de negro.
Cogió a un niño de las primeras filas.
El niño reía.
La madre también.
El mago, no.
Lo metió en un ataúd puesto en pie.
El mago de negro dio unas cuantas vueltas alrededor de la caja de madera.
Más tarde abrió la puerta y el niño ya no estaba.
Nunca entendí por qué la gente aplaudió.